domingo, 30 de enero de 2011

Bebamos

" Libiamo" es un brindis del primer acto de la opera " La Traviata" de Giuseppe Verdi, basada en " La dama de las camelias" de Alexandre Dumas, hijo.Una canción optimista que debe ser la más cantada del mundo en fiestas , celebraciones, y en el tradcional brindis con el capitán que se celebra puntualmente en todos y cada uno de los cruceros turísticos del mundo. Es un verdadero himno optimista a celebrar la alegría de estar vivos . Acá va la letra original y su traducción al español.

(Para escucharla en la versión de André Rieu:
http://www.youtube.com/watch?v=be9KYx-w_m0&feature=related )


Libiamo, libiamo ne’lieti calici
che la belleza infiora.
E la fuggevol fuggevol ora s’inebrii a voluttà.
Libiamo ne’dolci fremiti
che suscita l’amore,
poiché quell’ochio al core omnipotente va.
Libiamo, amore , amore fra i calici
più caldi baci avrà.

Tra voi, tra voi saprò dividere
il tempo mio giocondo;
Tutto è follia follia nel mondo ciò
che non è piacer.
Godiam, fugace e rapido
e’il gaudio dell’amore,
e’un fior che nasce e muore,
ne più si può goder.
Godiam, c’invita c´ínvita un fervido
accento lusighier.

Godiamo, la tazza e il cantico
la notte abbella e il riso;
in questo paradiso ne sopra il nuovo dì.
La vita è nel tripudio
quando non s’ami ancora.
Nol dite a chi l’ignora,
e’ il mio destin così...




Bebamos en alegres copas
que adornan la belleza.
Y que la hora fugaz se embriague a placer.
Bebamos en los dulces temblores
que suscita el amor,
pues aquellos ojos al corazón omnipotentes van.
Bebamos, el amor entre las copas
hará que los besos sean más ardientes.

Con vosotros, sabré compartir
mis horas de dicha;
En el mundo todo es locura
lo que no es placer.

Gocemos, fugaz y rápida
es la alegría del amor,
es una flor que nace y muere
y ya no puede gozarse mas.
Gocemos, nos invitan fervientes
palabras lisonjeras.

Seamos felices, el vino y los cánticos
y la risa embellecen la noche;
en este paraíso nos hallará el nuevo día.
La vida es un jolgorio
cuando aún no se ama.

No lo digáis a quien lo ignora,
este es mi destino...

viernes, 21 de enero de 2011

"A mis cuarenta y diez" , de Joaquin Sabina

A mis cuarenta y diez,
cuarenta y nueve dicen que aparento,
más antes que después,
he de enfrentarme al delicado momento
de empezar a pensar
en recogerme, de sentar la cabeza,
de resignarme a dictar testamento
(perdón por la tristeza).

Para que mis allegados, condenados
a un ingrato futuro,
no sufran lo que he sufrido, he decidido
no dejarles ni un duro,
sólo derechos de amor,
un siete en el corazón y un mar de dudas,
a condición de que no
los malvendan, en el rastro, mis viudas.

Y, cuando, a mi Rocío,
le escueza el alma y pase la varicela,
y, un rojo escalofrío,
marque la edad del pavo de mi Carmela,
tendrán un mal ejemplo, un hullahop
y un D'Artacán que les ladre,
por cada beso que les regateó
el fanfarrón de su padre.

Pero sin prisas, que, a las misas
de réquiem, nunca fui aficionado,
que, el traje de madera, que estrenaré,
no está siquiera plantado,
que, el cura, que ha de darme la extremaunción,
no es todavía monaguillo,
que, para ser comercial, a esta canción
le falta un buen estribillo.

Desde que salgo con la pálida dama
ando más muerto que vivo,
pero dormir el sueño eterno en su cama
me parece excesivo,
y, eso que nunca he renunciado a buscar,
en unos labios abiertos,
dicen que hay besos de esos que, te los dan,
y resucitan a un muerto.

Y, si a mi tumba, os acercáis de visita,
el día de mi cumpleaños,
y no os atiendo, esperádme, en la salita,
hasta que vuelva del baño.
¿A quién le puede importar,
después de muerto, que uno tenga sus vicios...?
el día del juicio final
puede que Dios sea mi abogado de oficio.