jueves, 22 de abril de 2010

Alejandro Dolina y la muerte y la pérdida

Alejandro Dolina, pensador argentino y ex compañero mío de la revista Humor, dijo dela muerte que esta es el tema principal, porque la muerte y el amor son hijos del tiempo. Y el carácter sustitutivo de la existencia también obedece al tiempo. Después de todo, nos vamos sustituyendo a nosotros mismos: estos que somos hoy pues no se parecen mucho a los que éramos hace algunos años.
El carácter irreversible del tiempo… esta dramática revelación de la ciencia a través del principio de termodinámica conforme al cual el tiempo es absolutamente irreversible y que no hay máquina del tiempo ni esperanza ninguna para los que pretendemos evitar la muerte.
"Yo quisiera no morirme, pero bueno... En tal caso, el único consuelo posible es morirse con despacho en disidencia. Existiendo la muerte, mal puede uno existir sin angustia.
¿Cómo se hace para construir arte en esa coyuntura trágica?
Justamente es este contexto el que impulsa a la construcción del arte. Porque el arte, especialmente la poesía, es un dictamen, una opinión, a veces un grito desesperado sobre la condición humana; y la condición humana es trágica.
El arte y el amor son una resistencia a esa tragedia; pero, al mismo tiempo, la tragedia se hace más patente.
Acaso sería mejor preocuparse por comprarse una camioneta 4x4. Es decir, aparecen preocupaciones, pero no son el principio de termodinámica; son preocupaciones posibles de superar. El burgués desea progresar y ve que ese progreso es posible, y en esa preocupación se lleva la vida, y no se da cuenta de que le está pasando algo terrible, que la tragedia del hombre es otra y no no poder comprarse una camioneta. En cambio, el que tiene el sentimiento trágico de la vida -como diría Unamuno- por más camionetas que consiga está cierto de su finitud, de su papel absurdo en una tragedia mal escrita, y sufre continuamente por eso y sabe que la resistencia no sirve para nada, más que para sufrir todavía más.
De todos modos, en mi modestísima literatura no hay una nostalgia deliberada y puntual; todos llevamos una mera nostalgia, pero que no es la nostalgia de una pizzería que han demolido, sino que es más profunda y terrible: la de saber que no somos dueños del tiempo, que la muerte es irreversible y que lo que perdimos no lo hemos de recuperar… El arte es el hijo de la falta, del “no tener”. La gran poesía aparece siempre cuando algo falta, cuando se ha perdido un amor, un afecto, una causa, una sed de justicia, la juventud, la fortuna."
Bienvenida la pérdida, si esta da nacimiento a la poesía .