viernes, 24 de septiembre de 2010

Al fin y al cabo, tanto lío ...y la vida no significa nada.

SEYTON.-
• Señor, la reina ha muerto.

MACBETH.-
• ¡Debiera haber muerto más tarde!
• ¡Entonces habría yo tenido tiempo para entender una palabra así!...
• El mañana y el mañana y el mañana avanzan a pequeños pasos, de día en día, hasta la última sílaba del tiempo recordable; y todos nuestros ayeres han alumbrado a los locos el camino hacia el polvo de la muerte...
¡Extínguete, extínguete, fugaz llama!... ¡La vida no es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea y agita una hora sobre la escena, y después no se acuerda más...; un cuento narrado por un idiota con gran aparato, y que nada significa...
• (Macbeth, Act V, scene V)


El relato de un idiota
Por Fernando Sorrentino

El tantas veces citado pasaje —Macbeth, V, v— en que el protagonista reflexiona sobre la esencia de la vida consta en estos cinco versos:

Life’s but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage
And then is heard no more: it is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.


Es especialmente célebre el tramo final, en el que, más o menos, se dice que 1) la vida es un cuento narrado por un idiota, y 2) ese cuento nada significa. Esta parte es bastante inequívoca y sencilla. Pero ¿cómo interpretar el sintagma full of sound and fury que es atributo del sustantivo tale?

No he logrado consultar las traducciones decimonónicas de José García de Villalta (1838) ni de J. Núñez de Prado (1857), ni tampoco la posterior de Guillermo Macpherson (1922). Pero sí he podido cotejar las siguientes:*

¿Qué es la vida sino una sombra, un histrión que pasa por el teatro, y a quien se olvida después, o la vana y ruidosa fábula de un necio? (en prosa).

(Marcelino Menéndez Pelayo, Madrid, 1881.)

¡La vida no es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea y agita una hora sobre la escena y después no se le oye más…; un cuento narrado por un idiota con gran aparato, y que nada significa…! (en prosa).

(Luis Astrana Marín, Madrid, 1920.)

Sombra ambulante es esta vida, mísero actor que en el escenario se afana y pavonea un momento y al cabo, para siempre, calla su voz. Relato de un idiota, lleno de ruido y furia, que nada significa (en prosa).

(Guillermo Whitelow, Buenos Aires, 1970.)

La vida es una sombra tan sólo, que transcurre; un pobre actor
que, orgulloso, consume su turno sobre el escenario
para jamás volver a ser oído. Es una historia
contada por un necio, llena de ruido y furia,
que nada significa (en verso).


(Manuel Ángel Conejero, Madrid, 1980.)

Es la vida
sombra fugaz, pobre histrión que en escena
se pavonea un rato, y nada más
vuelve a saberse de él: es el relato
de un idiota, lleno de furia y ruido,
que nada significa (en verso).


(José María Coco Ferraris, Buenos Aires, 1985.)


Podemos dividir a los traductores en dos bandos.

Por un lado, los que han optado por realizar una paráfrasis: Menéndez Pelayo: «la vana y ruidosa fábula de un necio»; Astrana Marín: «un cuento narrado por un idiota con gran aparato».

Por el otro, quienes han preferido ser más literales: Whitelow: «relato de un idiota, lleno de ruido y furia»; Conejero: «historia contada por un necio, llena de ruido y furia»; Coco Ferraris: «relato de un idiota, lleno de furia y ruido».

Ahora bien, sabemos que William Faulkner tomó del verso de su tocayo Shakespeare el título de su celebérrima novela The Sound and the Fury (1929).

Dos preguntas mías: en este contexto, sound, ¿significa ‘sonido’ o ‘ruido’?; fury, ¿significa ‘furia’ o ‘furor’?

Algunas respuestas ajenas: F. E. Lavalle (Barcelona, Planeta, ¿1972?) y Ana Antón-Pacheco (Madrid, Alfaguara, ¿1987?) prefirieron El ruido y la furia. También se inclinó por esta solución Mariano Antolín Rato (Barcelona, Bruguera, ¿1981?); sin embargo, dos años más tarde, los editores parecieron cambiar de idea y entonces la novela apareció con el título de El sonido y la furia (Barcelona, Bruguera, ¿1983?).

Declaro que las interrogaciones en las fechas obedecen a que ignoro si hay edición anterior a ésas, que son las que mi hado me permitió hallar en Buenos Aires. Sin duda, y como suele suceder, algún amigo lector podrá aportar datos más precisos.

(*) También he visto la de R. Martínez Lafuente (Valencia, Prometeo, s/f.), que me parece una suerte de fotografía retocada del trabajo de Astrana Marín:

¿Qué es la vida? Un fantasma que marcha; un pobre cómico que se pavonea y se agita durante la hora que dura su papel, pero del que nadie se acuerda un momento después; una historia cantada [sic] por un idiota con gran aparato y que nada significa.

En la revista argentina El Teatro, año II, n.º 96, s/f (¿c. 1925?) se reproduce, sin mención del traductor, la versión de Astrana Marín, reemplazando la construcción «y después no se le oye más» por la semántica y gramaticalmente errónea «y después no se acuerda más».

A su vez, la traducción de don Marcelino se reproduce sin mención del traductor en la edición de Porrúa, México, 1968.

1 comentario:

Jorge Ramiro dijo...

Me interesa leer mucho sobre cuestiones diversas y por eso trato de conocer estos textos. Ademas en mis viajes miami suelo llevarme mas cosas para leer para disfrutar mucho en los vuelos de lecturas tan interesantes como estas