jueves, 28 de julio de 2016
¿Qué le pasa exactamente a nuestro cuerpo cuando nos morimos?
BBC Mundo le cuenta en detalle cuál es el proceso que se desencadena una vez que hemos dejado de respirar y que nuestro corazón ha dado su último latido.
Algunos creen en la reencarnación, otros en la resurrección del alma y están los convencidos de que la vida se acaba aquí en la Tierra, con la última respiración.
Pero creencias a un lado, ¿sabes qué le pasa exactamente al cuerpo cuando nuestro corazón deja definitivamente de latir?
BBC Mundo te lo cuenta. Pero antes, una serie de indicaciones breves para comprobar que una persona ya ha fallecido.
Para certificar que alguien está muerto, hay que escuchar durante un minuto si su corazón está latiendo y tomarle el pulso también por un minuto, explica Clare Gerada, médica del Colegio Real de Médicos Generales de Reino Unido.
Hay que asegurarse de que no esté respirando y revisar las pupilas con una linterna para comprobar que no responden al estímulo de la luz.
"Si todavía tienes dudas", añade, "puedes frotarle el esternón. Éste es un procedimiento doloroso: si la persona no está muerta, reaccionará en seguida", a causa del dolor.
Rigor mortis
Como tu corazón deja de latir, tu sangre deja de circular, se espesa y se coagula. Al dejar de circular, comienza a acomodarse por el peso de la gravedad en un proceso conocido como livor mortis o lividez post mórtem.
Sin circulación, tu cuerpo comienza a perder temperatura y tus músculos se endurecen, en un proceso conocido como rigor mortis.
Cuando el corazón deja de latir, la sangre deja de circular y se torna más espesa.
"Este proceso suele iniciarse después de 4 o 6 horas, primero en los músculos más pequeños como los de los párpados o la mandíbula, luego le sigue el cuello, y más tarde los músculos más grandes como los brazos o las piernas", le dice a BBC Mundo Carla Valentine, curadora técnica del Museo de Patología Barts de Londres.
"Esto dura entre 36 y 48 horas, dependiendo de una serie de circunstancias. El frío, por ejemplo, puede ralentizar el rigor mortis", explica Valentine.
"Pero si uno tiene fiebre cuando muere”, añade, "se acelera".
Al dejar de respirar, nuestras células ya no se nutren de oxígeno. Sin oxígeno, la mitocondria dentro de las células no puede producir adenosín trifosfato, conocido por sus siglas en inglés como ATP, una sustancia química que cumple una serie de funciones celulares, como explica un video educativo de la Sociedad Química de Estados Unidos.
Y, si tus células no pueden producir ATP, dejan de funcionar.
El turno de las bacterias
Las células muertas comienzan a romperse y a liberar toda clase de sustancias - incluidas enzimas- que crean un ambiente ideal para las bacterias y los hongos, que se incorporan a esta mezcla y comienzan a descomponer el cuerpo.
Durante el proceso de descomposición, las bacterias despiden una gran variedad de derivados químicos. Dos en particular, la putrescina y la cadaverina, ambas de un olor muy desagradable.
También se producen compuestos que contienen azufre que, junto con numerosos gases que comienzan a hinchar el cuerpo temporalmente.
Este proceso de descomposición se ve afectado por numerosos factores. "La regla básica es que, bajo tierra, el cuerpo tarde ocho veces más en descomponerse que fuera de ella", dice Valentine.
Bajo tierra, el proceso de descomposición se vuelve más lento.
Pero puede incluso que no ocurra, si el cuerpo se encuentra en un ambiente seco como el desierto.
En esos casos el cuerpo se momifica y la piel se torna de un color amarronado como si fuera cuero.
"En la era victoriana en Inglaterra, por ejemplo, si una madre paría un niño muerto al nacer y no quería que nadie supiese de su embarazo, muchas veces escondía su cadáver detrás de la chimenea. Años más tarde, se hallaban los cuerpos preservados de los bebés a causa del calor seco", comenta Valentine.
Derribando mitos
Un mito muy arraigado es que las uñas y el pelo continúan creciendo al menos un poco cuando uno está muerto.
¿Qué hay de cierto?
Nada, según explica Caitlin Doughty, directora de funerarias de la organización "The Order of the Good Death".
"El cabello crece muy poco cada día. Pero cuando uno muere este proceso se detiene".
"Por miles de años, la gente pensaba que el pelo y las uñas seguían creciendo, porque esa era la impresión que daban los muertos. En realidad, no crecen: da esa sensación porque el resto del cuerpo se encoge".
Es decir, no es que las uñas crezcan, sino que la piel que las rodea se retrae. Y medida que se deshidrata, las uñas van pareciendo un poco más largas.
Lo mismo pasa con la piel de la barbilla de un muerto: se retrae y hace que los vellos sean más prominentes.
La piel de gallina causada por la contracción de los músculos erectores del pelo también contribuye a que parezca que creció la barba.
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