Científicos de todo el mundo están tratando de averiguar adonde se va la conciencia mientras uno está dormido bajo los efectos de la anestesia total. Aún no se sabe. Lo que sí se sabe que la mente es un ente separado del cerebro. Aun los enfermos de enfermedades cerebrales degenerativas como el Alzheimer o la demencia senil, declaran haber molido a golpes a la enfermera que los atendía sin querer hacerlo, sintiendo que su mente desaprobaba tan poco cortés conducta.
Lo cierto es que quiénes somos depende de la conciencia de ser uno, y la identidad de uno mismo depende de la memoria. Los pacientes con amnesia total pierden toda conciencia de quiénes son, es como que se transforman en otras personas que deben rehacer su historia, sus gustos, su personalidad entera partiendo desde cero, que es la mejor coartada que algunos encuentran para revolcarse con la camarera bonita: “ Querida, no recuerdo quién era yo, y me cambiaron los gustos” .
La estimulación eléctrica del cerebro puede crear recuerdos nuevos y borrar recuerdos viejos , grabados hasta tres años antes del procedimiento, Así que si uno se gastó unos cinco mil dólares en un crucero por el Mediterráneo y quiere someterse a uno de esos procedimientos, tiene que tener el recaudo de que pasen por lo menos cuatro años antes de dar su cerebro a la ciencia, que es el tiempo en que demoran los recuerdos en hacerse carne y materia gris inextraíble de la sesera.
También se sabe que los cambios en la química del cerebro se pueden lograr cambios drásticos de la personalidad. La psicosis, la esquizofrenia, el Alzheimer , las fobias, las manías, las depresiones y los trastornos bipolares son fiel ejemplo de esto. Si uno está considerando la idea de suicidarse, una combinación de antidepresivos y triptofano le hace cambiar radicalmente de opinión, y empezará a pensar: “que se suiciden los otros”.
Lo cierto es que quiénes somos depende de la conciencia de ser uno, y la identidad de uno mismo depende de la memoria. Los pacientes con amnesia total pierden toda conciencia de quiénes son, es como que se transforman en otras personas que deben rehacer su historia, sus gustos, su personalidad entera partiendo desde cero, que es la mejor coartada que algunos encuentran para revolcarse con la camarera bonita: “ Querida, no recuerdo quién era yo, y me cambiaron los gustos” .
La estimulación eléctrica del cerebro puede crear recuerdos nuevos y borrar recuerdos viejos , grabados hasta tres años antes del procedimiento, Así que si uno se gastó unos cinco mil dólares en un crucero por el Mediterráneo y quiere someterse a uno de esos procedimientos, tiene que tener el recaudo de que pasen por lo menos cuatro años antes de dar su cerebro a la ciencia, que es el tiempo en que demoran los recuerdos en hacerse carne y materia gris inextraíble de la sesera.
También se sabe que los cambios en la química del cerebro se pueden lograr cambios drásticos de la personalidad. La psicosis, la esquizofrenia, el Alzheimer , las fobias, las manías, las depresiones y los trastornos bipolares son fiel ejemplo de esto. Si uno está considerando la idea de suicidarse, una combinación de antidepresivos y triptofano le hace cambiar radicalmente de opinión, y empezará a pensar: “que se suiciden los otros”.
Pese a que de alguna manera los neurólogos creen que por un lado están las funciones cerebrales que parecen tan obedientes a las pastillitas y a los electrodos, y por otro lado hay algo inasible que seria la mente, que incluye lo que hace todo lo concerniente a la personalidad individual de cada uno, todo indica que la mente no se va a otra parte cuando uno muere, sino que depende directamente del cerebro físico. Eso indicaría que el alma estaría en el cerebro, y seria algo pequeño, de talla triple cero, casi una muestra gratis porque ya sabemos que allí ya no hay lugar para nada más. Por eso el cerebro está tan arrugado; para que entre todo apretujado.
Creer que la mente o alma viaja a otro lado cuando morimos, implica creer que la miríada de especies que siempre vivieron desde el comienzo de la vida sigue existiendo por siempre en otro mundo, independientemente del cuerpo físico. Pero esta creencia implica ciertos problemas estratégicos.
Supongamos que muere un paciente esquizofrénico y medicado….¿ su alma en el más allá tiene todas las características de su mentalidad esquizofrénica? ¿O su alma en el más allá es el alma “medicada”? Un asesino serial, psicótico peligroso, condenado a pena de muerte por matar a una niña inocente, después de muerto, ¿es en el más allá el mismo asesino serial? ¿Su alma se conserva intacta? ¿ Y cómo duerme el alma de la niña asesinada sabiendo que el alma de su asesino anda suelta en el mismo Más Allá que ella? ¿O debemos inferir que en el más allá todas las almas se vuelven buenas? Ah, casi lo olvido: los malos van al infierno….¡pero antes tienen que pasar por el purgatorio, y ahí se mezclan todos! ¿Cómo me garantizo que al morir mi alma pueda no cruzarse con almas de perversos?
Estudios neurológicos de todo el mundo han demostrado tan estrecha correlación entre la actividad cerebral y la actividad mental que los expertos afirman que es empíricamente improbable que la mente subsista sin el cerebro vivo. Y dado que una vida en el Más Allá debe transcurrir sin cerebro- porque este pesa casi dos kilos y en el viaje al cielo más de 0,000001 gramos es exceso de equipaje - dicen los científicos que la vida en el Más Allá es empíricamente imposible.
A esta idea se han plegado una infinidad de filósofos, diciendo que si está demostrado que la actividad mental proviene del cerebro, cuyas regiones se iluminan en los escáneres de acuerdo a lo que se recuerde o sienta. O sea que resulta que el cerebro es absolutamente imprescindible para todo tipo de actividad mental, en especial para la de hacer cálculos trigonométricos y recordar dónde diablos dejaste las llaves.
Dado que los primeros instantes en que aparece la vida, en los primeros estadios del embrión humano, son analizados desde el punto de vista de la biología molecular, no se entiende por qué el cerebro debería ser el único órgano u objeto físico que está en interfase con otro estado del ser . Lo lógico sería que el hígado tuviera alma, el estómago tuviera alma, y los intestinos también tuvieran un alma bastante más apestosa, en especial si comiste comida libanesa. Pero no: parece que el alma tiene más que ver con las capacidades mentales, que está en estricta correlación con el desarrollo de las neuronas en su cerebro. Y si se destruye cierta parte del cerebro, se destruyen capacidades mentales. Por lo tanto, por más que no nos guste reconocerlo, dicen los neurólogos que la mente muere con el cuerpo. Y aunque judíos, cristianos y musulmanes crean que el alma perdura, ninguna religión da una explicación certera contundente, ni hizo ninguna teoría del alma que responda a mil interrogantes. ¿Cómo se reconoce el alma?¿ Cuánto lugar ocupa? ¿Dónde se consiguen tickets para primera fila del Día del Juicio Final?¿Cómo te encuentras con el alma de tu abuela en un Más Allá plagado de almas? ¿Al alma de tu escribano también solo la encuentras después de las 14 horas, porque de mañana no aparece? ¿Cuánto tiempo se queda el alma donde está? ¿Después, adonde va? ¿Le gusta estar donde está? ¿Si no le gusta, adonde hay que quejarse?¿Las bebidas están incluidas? ¿Cuál es el bar donde hay Happy Hour 2 x 1? ¿Cómo que no hay bebidas? ¿Y para esto nos morimos?
Finalmente, científicos y filósofos se preguntan azorados por qué la gente de todas las épocas quiere creer en que es posible seguir viviendo en el Más Allá. Es increíble pensar que al ser humano pareciera no alcanzarle una vida entera en este planeta, si la mayoría de ellos no saben cómo llenar el tiempo un domingo a la tarde. ¿Para qué quieren otra vida si la mejor manera de pasar la vida del 90% de la humanidad es sentarse a ver qué dan por la tele? Cada vez parece más patente que la teoría de que las almas perduran fue inventada por los productores televisivos para que uno mire sin culpas malos programas pensando “ bueno, vivir la vida …lo haré después de muerto” .
Los científicos y neurólogos a su vez se asombran de que tantas religiones insistan en hacernos creen en el paraísos en sus diferentes versiones, en el Nirvana, en jardines celestiales y en reuniones íntimas con Jesús , como si fuera necesario creer en eso para que toda la vida tenga algún sentido maravilloso. Cualquier biólogo no demasiado teleadicto confiesa “¿No es acaso el mundo de los vivos , este planeta que pisamos, suficiente maravilla cotidiana como para andar inventando fantasías post mortem?” .
Sinceramente, ni siquiera hace faltan que salgas de excursión de fin de semana a un Parque Nacional o que recorras un jardín para verificar esto (aunque nadie te impedirá salir al jardín) . Basta que dejes un trozo de queso un par de días afuera de la heladera y veas qué pasa. En dos días estará lleno de un moho verde o gris. Hay algo en el aire que quiere vivir donde lo dejen vivir. Ese es un milagro mucho mayor que esa historia de que las almas se van quien sabe adónde .El humorista Art Buchwald se preguntaba en una de sus ultimas columnas antes de morir: “La primer pregunta que nos tenemos que hacer no es adónde vamos, sino antes que nada, ¿qué estamos haciendo acá?”
No pedimos nacer. Tampoco pedimos morir. Pero nacemos y morimos, y es algo ajeno a nuestra voluntad. Si ninguna religión sabe explicarnos por qué diablos nacemos y de donde nos viene le alma….¿ Cómo pueden saber por qué morimos y adonde se va el alma? La verdad es que toda religión tiene sus sacerdotes, y queda muy mal ser sacerdote y responder “La verdad, no tengo la menor idea”
Dicen los científicos que el hecho de que exista la mente es llamativo, pero que exista un sitio determinado adonde la mente va luego que morimos no puede considerarse una probabilidad seria, si no se contemplara que la mente está hecha de algo que no puede estudiarse empíricamente con los métodos de la ciencia fisica actual.
Que ellos digan lo que quieran, pero que no nos digan que el alma no existe, hasta que no se inventen un aparato capaz de detectarla.
Si hace quinientos años nos hubieran dicho que podríamos escuchar música desde cualquier sitio, con un receptor de ondas de radio que vuelan por el aire, todo el mundo hubiera creído que era una locura. Yo todavía no entiendo como funciona un aparato de televisión… ¿ y quieren que explique como funciona el alma? Quizás lo que hoy parezca improbable, mañana sea factible. Como no sabemos realmente qué sucede con el alma creo que lo mejor es creer lo que uno quiera creer, pues nadie podrá refutárnoslo.
Yo creo que mi alma se irá a una playa dorada de suave brisa y aguas turquesas donde me encontraré con mis muertos queridos y algunos muertos célebres, donde nos comunicaremos en esperanto para zanjar las diferencias lingüisticas (espero que en el Purgatorio haya cursos acelerados de esperanto ) , y veremos el atardecer en hamacas paraguayas bebiendo caipirinhas, piscos sours, y daiquiris entre bellas flores tropicales. Alguien podrá decirme “págate un pasaje a Hawaii o Costa Rica, y estarás en ese tipo de paraíso en vida”. Pero yo prefiero esperar a morirme, porque en mi paraíso no hay que arrastrar valijas, no hay que hacer cola en migraciones , no me indigesto con mariscios en mal estado y me ahorro un montón de dinero del pasaje, estadía y propinas inmerecidas.
¡No veo la hora de morirme para ir allí!
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