martes, 20 de enero de 2009
Todo sobre el suicidio
El profesor cubano Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero nos cuenta en un sitio web todo lo que hay que saber del suicidio. No ,nio se trata de matar a un suizo. No, no cuneta como organizarlo, sino como evitarlo. Y da por tierra con ciertos mitos acreca del suicio, a saber :
MITOS Y VERDADES RESPECTO AL SUICIDIO
Existen diversos criterios erróneos con respecto al suicidio, a los suicidas y a los que intentan el suicidio, que deben ser eliminados si se desea colaborar con este tipo de personas. Pasemos a enunciar algunos de ellos, no todos, desde luego, y expondremos los criterios científicos que desde este momento deben primar en usted para poder hacer efectiva su ayuda en la prevención del suicidio.
Criterio equivocado: El que se quiere matar no lo dice.
Criterio científico: De cada diez personas que se suicidan, nueve de ellas dijeron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida.
Criterio equivocado: El que lo dice no lo hace.
Criterio científico: Todo el que se suicida expresó con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta lo que ocurriría.
Criterio equivocado: Los que intentan el suicidio no desean morir, sólo hacen el alarde.
Criterio científico: Aunque no todos los que intentan el suicidio desean morir, es un error tildarlos de alardosos, pues son personas a las cuales les han fracasado sus mecanismos útiles de adaptación y no encuentran alternativas, excepto el intentar contra su vida.
Criterio equivocado: Si de verdad se hubiera querido matar, se hubiera tirado delante de un tren.
Criterio científico: Todo suicida se encuentra en una situación ambivalente, es decir, con deseos de morir y de vivir. El método elegido para el suicidio no refleja los deseos de morir de quien lo utiliza, y proporcionarle otro de mayor letalidad es calificado como un delito de auxilio al suicida (ayudarlo a que lo cometa), penalizado en el Código Penal vigente.
Criterio equivocado: El sujeto que se repone de una crisis suicida no corre peligro alguno de recaer.
Criterio científico: Casi la mitad de los que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio, lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro había pasado. Ocurre que cuando la persona mejora, sus movimientos se hacen más ágiles, está en condiciones de llevar a vías de hecho las ideas suicidas que aún persisten, y antes, debido a la inactividad e incapacidad de movimientos ágiles, no podía hacerlo.
Criterio equivocado: Todo el que intenta el suicidio estará en ese peligro toda la vida.
Criterio científico: Entre el 1 % y el 2 % de los que intentan el suicidio lo logran durante el primer año después del intento y entre el 10 al 20 % lo consumarán en el resto de sus vidas. Una crisis suicida dura horas, días, raramente semanas, por lo que es importante reconocerla para su prevención.
Criterio equivocado: Todo el que se suicida está deprimido.
Criterio científico: Aunque toda persona deprimida tiene posibilidades de realizar un intento de suicidio o un suicidio, no todos los que lo hacen presentan este desajuste. Pueden padecer esquizofrenias, alcoholismo, trastornos del carácter, etc.
Criterio equivocado: Todo el que se suicida es un enfermo mental.
Criterio científico: Los enfermos mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población en general, pero no necesariamente hay que padecer un trastorno mental para hacerlo. Pero no caben dudas de que todo suicida es una persona que sufre.
Criterio equivocado: El suicidio se hereda.
Criterio científico: No está demostrado que el suicidio se herede, aunque se puedan encontrar varios miembros de una misma familia que hayan terminado sus vidas por suicidio. En estos casos lo heredado es la predisposición a padecer determinada enfermedad mental en la cual el suicidio es un síntoma principal, como por ejemplo, los trastornos afectivos y las esquizofrenias.
Criterio equivocado: El suicidio no puede ser prevenido pues ocurre por impulso.
Criterio científico: Toda persona antes de cometer un suicidio evidencia una serie de síntomas que han sido definidos como síndrome presuicidal, consistente en constricción de los sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad, la cual ya no es dirigida hacia otras personas reservándola para sí, y la existencia de fantasías suicidas, todo lo que puede ser detectado a su debido tiempo y evitar se lleven a cabo sus propósitos.
Criterio equivocado: Al hablar sobre el suicidio con una persona en este riesgo se le puede incitar a que lo realice.
Criterio científico: Está demostrado que hablar sobre el suicidio con una persona en tal riesgo en vez de incitar, provocar o introducir en su cabeza esa idea, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única posibilidad que ofrezca el sujeto para el análisis de sus propósitos autodestructivos.
Criterio equivocado: El acercarse a una persona en crisis suicida sin la debida preparación para ello, sólo mediante el sentido común, es perjudicial y se pierde el tiempo para su abordaje adecuado.
Criterio científico: Si el sentido común nos hace asumir una postura de paciente y atenta escucha, con reales deseos de ayudar al sujeto en crisis a encontrar otras soluciones que no sean el suicidio, se habrá iniciado la prevención.
Criterio equivocado: Sólo los psiquiatras pueden prevenir el suicidio.
Criterio científico: Es cierto que los psiquiatras son profesionales experimentados en la detección del riesgo de suicidio y su manejo, pero no son los únicos que pueden prevenirlo. Cualquiera interesado en auxiliar a este tipo de personas puede ser un valioso colaborador en su prevención.
Criterio equivocado: El tema del suicidio debe ser tratado con cautela por los problemas sociopolíticos que ocasiona.
Criterio científico: El tema del suicidio debe ser tratado de igual forma que otras causas de muerte, evitar las noticias sensacionalistas y aquellos manejos que provoquen la imitación de esa conducta. Por otra parte, el suicidio como causa de muerte, se observa en países de regímenes socioeconómicos diferentes, desde los muy desarrollados hasta los que apenas tienen recursos, pues responde a factores diversos, como son los biológicos, psicológicos, sociales, psiquiátricos, existenciales, etc.
A su vez , dice todo lo que NO hay que decir al potencial suicida. dice que es bueno interrogarlo, y eso no potencia sus ideas asi como hablar de sexo no le da la idea a ningun adolescente ( porque ya la tenía de antes) . Veamos como se previene el suicio :
Primero: no hacerse el burro y decirle: “Evidentemente usted no se siente bien, me he dado cuenta de eso, y desearía saber de qué forma ha pensado resolver su situación actual”o “Durante todo este tiempo que se ha sentido tan mal, ¿ha tenido pensamientos malos?” y hasta “¿Ha pensado en matarse por todo lo que le ocurre?; ¿ha pensado suicidarse?; ¿ha pensado acabar con su vida?”.
Lo ue NUNCA DEBE HACERSE es retarlo,ni sugerirle “Acaba de matarte de una vez que me tienes aburrido” o “Usted no se mata nada, no esté haciendo papelones”.
Por último, hay quienes desean quitarse la vida para salir de una dificultad agobiante como pudiera ser una relación conflictiva y difícil, una situación socioeconómica precaria, responsabilidades ineludibles para las que no se está preparado, etc. Una buena alternativa en estos casos es brindar apoyo emocional al sujeto, calor humano y valorar de qué manera el estrés puede ser reducido para aliviar sus tensiones.
VI. Una forma de poder ayudar a las personas en peligro de suicidio es conocer cómo se sienten en esos momentos.
Es común en ellas sentirse terriblemente solas, sin nadie interesado que las entienda. En muchas oportunidades, el aislamiento en que se sumergen les facilita estos sentimientos. Con frecuencia consideran a la vida carente de sentido alguno, suponen que las demás personas se sentirían mejor si ellas no existieran y es preferible estar muertas. Se sienten pesimistas, creen que nada les ha salido, les sale ni les saldrá bien en sus vidas, que son una calamidad y sus dificultades no tienen solución.
• Hable usted lo menos posible para que predomine siempre la voz de la persona que sufre.
• Toque a la persona, pues el contacto piel con piel facilita la comunicación (ejemplo: ligera presión manual del antebrazo mientras le invita a que se desahogue).
• No se ponga de ejemplo, ni le hable de usted y sus experiencias personales.
• No le dé las soluciones que fueron buenas para usted, pues puede ser que para ella no sirvan en lo absoluto.
Acto seguido sería de mucha utilidad reflexionar con el individuo:
1. No todo en la vida tiene que salir bien y eso no constituye una tragedia. Él es quien la hace, porque no le salió de la forma deseada y porque aún no ha aprendido a enfrentar situaciones adversas.Una persona que desee ser equilibrada tiene que ser capaz de reconocer sus equívocos, de desprenderse de posesiones valiosas o renunciar a algo cuando las circunstancias lo requieran.
2. Él no es el único que ha sufrido los fracasos amorosos, las frustraciones, los desengaños, la pérdida de seres queridos, en fin, los diversos problemas que ocurren, porque forman parte, precisamente, de eso que se llama VIDA y hay que VIVIR, aunque sean dolorosos y muy frecuentes.
3. Ningún ser humano está inmunizado contra el fracaso. Existen vacunas para múltiples enfermedades infecciosas y nuestro país está en una posición de avanzada en este campo de la medicina, pero no existe ni será creada una vacuna antidisgusto, antifracaso, antiproblema. Nunca se diga “Yo no me puedo disgustar”, “Yo no me puedo molestar”, cuando para ser justos debiera decirse “Yo no he aprendido a disgustarme”, “Yo no he aprendido a molestarme”. En efecto, hay quienes desde épocas tempranas de sus vidas siempre fueron complacidos en todos sus caprichos por parte de sus seres queridos y siendo adultos, creen firmemente que el resto de las personas que no son sus familiares, están obligadas a complacerlos como lo hacían ellos. Y eso la mayoría de las veces no ocurrirá, y ocasionará en el sujeto la confrontación inesperada y el consiguiente malestar.
Para lograr ser equilibrado debe evitar molestarse innecesariamente, evitar los disgustos porque los tiene en cuenta y los previene; pero no rehuirlos tampoco si se presentan, pues en el transcurso de la vida debe aprender a enfrentarlos.
4. Los fracasos, los desengaños amorosos, hacen que las personas se sientan anímicamente mal, frustradas, desilusionadas, pesimistas, irritables o cualquier otro tipo de estado psíquico no usual, pero tampoco anormal, pues es la respuesta lógica a un acontecimiento doloroso y desagradable que les ha ocurrido.
Si se desea ser equilibrado, sufrirá su malestar pero continuará haciendo, quizás con menos eficacia y creatividad, lo que realizaba antes del sufrimiento: trabajar, criar los hijos, estudiar, etc. Puede pedir consejos a su médico de familia, psicólogo, psiquiatra, sacerdote o pastor o simplemente a una persona en quien confíe. Todo eso es normal.
5. Si desea ser equilibrado, debe ser capaz de darse cuenta cuándo ha dejado de significar para alguien lo que significaba antes. Eso siempre es triste y doloroso, pero no es el fin del mundo. Seguimos siendo lo que somos pero sin esa criatura.
6. Hay que ayudarla a encontrar otras alternativas que no sea el suicidio a la hora de enfrentarse a situaciones dolorosas, pues es una solución definitiva a malestares que son temporales.
Si el suicida tuvo plena responsabilidad sobre su vida, se le hace comprender a la familia lo siguiente:
• Las personas, cuando tienen determinada forma de ser, o ciertos rasgos en su carácter, se convierten en sus propios enemigos más peligrosos.
• Se interroga al familiar: ¿Cómo usted podía evitar esto?, y por lo general responde con aquellas ideas que reflejan la culpabilidad por lo sucedido, esto es, lo que no hizo o hizo mal. Se le escucha atentamente y se le pregunta entonces: ¿Durante qué tiempo usted iba a poder evitar lo ocurrido? Es posible que responda con un plazo, tras lo cual se debe indagar: Y después, ¿cómo iba a evitar el suicidio si él seguía siendo de esa manera y no tenía interés en cambiar?
Si aún no ha comprendido el mensaje que se le quiere dar de no sentir culpabilidad por lo ocurrido, se razona como sigue: ¿Qué culpa tiene mi madre si ahora, cuando yo termine de hablar con usted, intento el suicidio? ¿No se da cuenta de que soy un adulto, hago lo que deseo y nadie lo puede impedir? Para hacerlo, tendría mi madre que encadenarse a mí, dormir conmigo, bañarse conmigo, salir conmigo, y eso es imposible. Suponiendo que se pudiera hacer todo eso por un tiempo, la vida no tendría ninguna calidad para ella ni tampoco para mí. Por otra parte, si deja de estar encadenada a mí yo puedo intentar el suicidio, por lo que tendría que pasarse toda su vida de esa manera, lo cual es un absurdo.
En seguida otra interrogación: ¿Quién le cuida a usted y a mí para que no nos suicidemos? Obviamente, ninguna persona tiene que hacerse responsable de la vida de otra, si no se trata de un niño, un enfermo mental grave sin capacidad para discernir entre lo bueno y lo malo, un demente que ha perdido su total entendimiento o un retrasado mental grave que nunca lo ha tenido.
Un último recurso puede ser preguntar al familiar si él le inculcó la idea del suicidio, si le facilitó los medios para llevarlo a cabo, las cuales seguramente serán respondidas de manera negativa. Acto seguido se le asegura el conocimiento de todo lo hecho por él para modificar su manera de ser, cuántos consejos le dio y todo lo sufrido por ese carácter del difunto.
Más difícil se hace el manejo cuando la culpa se basa en hechos reales, como por ejemplo, que haya familiares con intento suicida previo al del ser querido. En casos como esos no es prudente intentar eliminar toda la culpabilidad, pues eso puede ser percibido como un engaño o que se le trata de consolar sin las razones suficientes para ello. Es conveniente conocer lo siguiente en relación con este fenómeno:
• El efecto imitativo de la conducta suicida está reconocido. En 1841, Willian Farr sentenció: “No hay un hecho mejor establecido que el efecto imitativo en la conducta suicida”. En nuestros días, este efecto está relacionado con el manejo que hacen del tema los medios masivos de difusión y las noticias sensacionalistas sobre el suicidio. Los antecedentes familiares de esta conducta siempre se citan como un factor de riesgo y restarle o negar su importancia sabiendo lo anterior, pondría al descubierto su falta de autenticidad ante la persona en crisis, la cual tiene una sensibilidad especial para detectar cuando se le brinda una información distorsionada.
• Este tipo de persona del cual estamos hablando, necesita sentirse culpable, pero no totalmente. Él tolera una parte de la culpabilidad que le pertenece y agradece que se le permita cargar con ella y continuar viviendo con dignidad.
Teniendo en cuenta estos dos aspectos mencionados, le haremos la siguiente observación: “Usted, es cierto, había intentado contra su vida y eso como es lógico lo hace sentir culpable del suicidio de su familiar y yo considero que ese antecedente pudo haber influido. Pero si se detiene a reflexionar, él tenía unas características en su forma de ser muy diferentes a las suyas. ¿De quién las aprendió? No sabemos. De igual manera que no podemos determinar de quien aprendió esas cosas, tampoco se puede decir que no quererse la vida lo aprendió de usted, única y exclusivamente.
Pero, además, usted se da cuenta cuando otra persona está haciendo algo mal hecho y no lo imita a ciegas por el mero hecho de presenciarlo o de saber que ocurrió. En otras palabras, si se conoce lo que es bueno, regular y malo, no tiene porqué imitar esto último a menos que lo desee, porque nadie está obligado fatalmente a imitar lo malo cuando puede tratar de imitar lo bueno. ¿Cómo veo las cosas, entonces? Para mí usted hace un tiempo hizo algo que no estuvo correcto lo cual tal vez influyó de alguna manera en lo sucedido con su ser querido, pero eso no constituye la causa del suicidio, pues este tipo de conducta se ocasiona debido a la conjunción de múltiples factores y nunca uno solo de ellos. En este caso en particular, el mayor peso lo constituyeron sus rasgos anormales de carácter, que no sólo le ocasionaron la muerte sino que antes lo llevó a tener dificultades en su escuela, el matrimonio, con los amigos, en el trabajo, etc”.
Una vez asistido el familiar del suicida con antecedentes de igual tentativa, es útil tomar determinadas medidas de carácter general que faciliten la elaboración del duelo y, por tanto, su evolución dentro de límites normales. Estas medidas son:
• Retirar fotos del fallecido de los lugares donde con frecuencia se reúne la familia. Cuando el duelo se haya resuelto, se puede colocar alguna donde se estime, pues ya no se recordará con la intensidad afectiva de los primeros días. Mientras, es mejor tener algún lugar para ir expresamente a eso y no donde se encuentre la imagen con solo pasar.
• No llevar fotos del fallecido consigo (billeteras, monederos, documentos de identificación, medallas, etc.).
• Retirar sus objetos personales guardándolos en un lugar seguro, pero no visibles a simple vista.
• Modificar la habitación del fallecido o el lugar donde permanecía.
• No asistir con frecuencia al cementerio.
• Seguir vistiéndose como siempre lo ha hecho. Si hay tradición de llevar luto no tratar de impedirlo.
• Permitir que los niños continúen viviendo su rutina cotidiana, esto es, jueguen, vean los programas infantiles en la televisión, etcétera.
• No olvidar que el adolescente tiene su propia manera de experimentar su aflicción por lo ocurrido y no tiene que manifestarse de su misma forma. Aunque se le vea riendo en determinados momentos, él sufre tanto como usted, no lo olvide.
• Es conveniente hablar con los menores sobre lo ocurrido, y relacionar siempre el suicidio con la locura (aunque no sea cierto), pues esta asociación puede disminuir la posibilidad de imitación, “el loco es el que se suicida y yo no lo estoy, por tanto, yo no me suicido”.
DESVENTAJAS DE LA CONDUCTA SUICIDA PARA QUIEN LO INTENTA Y SU FAMILIA
Algunas personas piensan que el suicidio tiene la ventaja de impedir el sufrimiento. Eso es cierto, pero esa supuesta ventaja es en realidad una gran desventaja. ¿Por qué?
1.Porque se pretende dar una solución definitiva en contra de la propia persona a sufrimientos y situaciones que son temporales. Uno puede sentirse mal durante un mes, tres meses, un año, cinco años, pero no va a sentirse mal los setenta y cinco años que como promedio se vive en el país.
2. En ese instante predomina la parte más egoísta y menos inteligente de la persona, pues sólo piensa en sus sufrimientos, en sus malestares y no en el sufrimiento que le ocasionará a sus seres queridos.
3. Es incapaz en esos momentos de amar a otros, pues para querer a los demás lo primero es quererse sanamente uno mismo. ¿Puede un padre o una madre querer a sus hijos si los va a dejar huérfanos? ¿Puede el esposo querer a su esposa si la va a dejar viuda? Reflexione en torno a esto.
4. Dice un refrán muy conocido: “De tal palo tal astilla”. Y otro no menos conocido: “Hijo de gato caza ratón”. “A buen entendedor, pocas palabras”, dice un tercero. Si la persona no desea que sus seres queridos aprendan a suicidarse, no se lo debe enseñar. Así como se aprenden cosas buenas, también se pueden aprender cosas malas, y es conocida la influencia en la conducta suicida de los hijos con antecedente de padres o madres suicidas o sobrevivientes de una tentativa de suicidio. Esto en los progenitores, coloca automáticamente en peligro a la descendencia. Como usted puede observar, quien intenta el suicidio por tener un problema, tendrá dos: el que tenía y desde ese momento, los familiares en riesgo.
Además de estas desventajas, hay otras que también son importantes. Pasemos a su análisis. Cuando alguien intenta contra su vida, empieza a contribuir a la formación de su imagen de persona trastornada mentalmente entre los vecinos, no expertos en cuestiones de psiquiatría; los compañeros de estudio o trabajo, que tampoco lo son, y ellos pueden utilizar diversas expresiones humorísticas para referirse al suicida como son “tiene guayabitos en la azotea”, “tiene un cable a tierra”, “le falta un tornillo”, “tiene las tuercas flojas”, “está sansi” y otras no menos ingeniosas, y no lo considero una falta de sensibilidad humana, sino más bien, una característica cultural propia del cubano.
Quien intenta contra su vida es poco probable que pueda formar una pareja estable con una persona normal, pues las normales no tienen afinidad con él, porque no les proporciona seguridad.
Si quien intenta contra su vida tiene esposa o novia, ésta puede continuar la relación porque teme que se realice el acto suicida si la termina; puede continuar porque le tiene lástima o compasión, pero muy difícilmente por amor, ya que ha sido puesto en peligro de acabar por el suicidio. A veces no es fácil determinar cuáles son las verdaderas motivaciones para continuarla.
Esto que ocurre con los familiares también puede suceder con otras personas, como son los compañeros de estudio o de trabajo, quienes asumirán un comportamiento similar.
Es importante insistir en que todo suicida que tenga hijos, como ya se anotó, los pone en riesgo de que hagan lo mismo, de que lo imiten. Y es muy común que los progenitores que han tenido dicha conducta se defiendan tratando de no asumir su responsabilidad con expresiones como las siguientes:
• “Ellos están pequeños”. Argumento no convincente, pues lo que los pone en riesgo, no es el tamaño ni la edad que tengan, sino el ser hijos de la persona en cuestión.
• “Ellos no estaban allí, cuando el intento de suicidio”. Tampoco este argumento convence, pues aunque no estuvieran allí son hijos de la persona que intentó contra su vida y es eso lo que constituye el riesgo y no el lugar donde se encontraban.
• “Ellos no lo saben”. Lo sepan o lo desconozcan, los pone en riesgo ser hijos del suicida, no el conocimiento del hecho.
• “Ellos son adultos y saben lo que hacen”. Argumento poco sólido, pues quien intentó contra su vida, sea el padre o la madre, siempre será más adulto que su hijo y, sin embargo, lo hizo. Es prudente recordar que los hijos, aunque sean adultos e incluso ancianos, continúan siéndolo. Nunca dejan de serlo.
• “No lo van a hacer, se lo aseguro yo”. Otro argumento fútil. Esa persona no quiere saber lo que no le conviene, pues hay miles de investigaciones científicas serias cuyas conclusiones son que las probabilidades de realizar un acto suicida se incrementan con creces en la descendencia. Está demostrado que los hijos de estas personas se suicidan o lo intentan con más frecuencia que los hijos de quienes no han tenido este tipo de conducta./>div>
Como el amigo lector habrá podido notar, el intento de suicidio y el suicidio sólo tienen desventajas para el que lo realiza y sus familiares. Por tanto, nunca usted intente contra su vida, pues se convertirá en el peor enemigo de su familia, en el que más daño le ha de ocasionar.
Etiquetas:
matarse,
matate,
me oego un tiro,
me quiero morir,
me tiro abjo del tren,
muerte,
quitarse la vida,
suicida,
suicidal,
suicidarse,
suicido
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
me gusto el articulo. muy completo :)
Excelente artículo, sobre todo en lo que se refiere a padres que se suicidan, dado que los hijos tienden a unitar esta conducta
Quise decir imitar
Ains
Publicar un comentario